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sábado, 31 de octubre de 2015

RESEÑA [ EL PRINCIPITO ] Saint-Exupéry

El Principito (1943)

Análisis y opinión


Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944)
Editorial Emece
112 Páginas
ISBN: 978-95-0042-640-4

Un libro para niños, pero dedicado a un adulto. Lo bueno es que todos fuimos niños, por lo tanto está destinado a despertar a los infantes que llevamos dentro, con una filosofía simple, tan simple que llega a ser arrolladora. 

Nunca dejo de sorprenderme cada vez que leo este libro. A veces uno puede estar muy triste, el mundo actual siempre nos enturbia el alma. Crecemos y el caos se apodera de nuestros pensamientos y sentimientos. Nos tomamos el mundo muy en serio. Dejamos de sorprendernos de las cosas simples. Cuando leo la obra de Exupéry mi alma se calma y pienso: ¿Debemos tomarnos la vida tan en serio? ¿Que pensará El Principito de nosotros?

Decididamente las personas mayores son muy extrañas

El principito vive en un asteroide, con una flor y sus tres volcanes, dos activos y uno inactivo. En su asteroide realiza tareas diarias como limpiar los volcanes, atender a su flor y eliminar los pequeños brotes de baobabs, árboles tan grandes que si llegaran a crecer podrían cubrir por completo su planeta. Estas actividades tan simples son verdaderos símbolos que cada uno puede interpretar como quiera. No creo que haya una explicación absoluta. Pero si lees con atención podrás darte cuenta que Exupéry no dejo nada al azar. Finalmente el principito decide dejar su asteroide, él siente que su flor se aprovecha de él y le molesta su actitud e inicia un simple viaje que termina convirtiéndose en un proceso de crecimiento, abandonado la niñez, pero sin dejar de ser un niño.


¡Son tan contradictorias las flores! Pero yo era demasiado joven para saber amarla.

Durante ese viaje visita diversos planetas, encontrando a individuos bastante interesantes que en cierta medida representan un aspecto de lo que son las personas mayores. En esos personajes puedes apreciar el deseo de poder, la vanidad, las ansias de poseer y ganar dinero, la rutina del trabajo, el orgullo de sentirse importante. Todos estos personajes son observados desde la inocente perspectiva del principito mostrándonos que tan equivocados estamos en darle importancia a estos deseos que lentamente la sociedad a hecho que nazcan en nuestros corazones. La gente mayor deja de hacer lo que le gusta, deja de ser feliz por alcanzar una ilusión impuesta por un mundo que ha dejado de apreciar las cosas simples. Ninguno de los personajes de los planetas se ve feliz.

El principito continua su viaje hasta llegar a la Tierra en donde se encuentra con interesantes personajes que siempre intentan responder sus insistentes preguntas, ayudándolo a descifrar lo que siente por su flor y el verdadero valor de la amistad. Y en más de alguna ocasión estas simples discusiones infantiles terminan siendo verdaderos diálogos filosóficos que hablan de todo y de nada, de la vida y la naturaleza humana y su nula capacidad de sentir cuando se es adulto.

Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos.

La curiosidad del principito no tiene límites y recibe quizás uno de los mejores consejos para entender a su flor. Un consejo que traspasa las barreras del tiempo y el espacio. Cada palabra, cada letra que reunió Exupéry en esta frase trascenderá en el tiempo. 

Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos. 
El final de la obra concluye con el viaje del principito, mostrándonos que finalmente ha crecido mucho, entiende mejor las cosas pero sin dejar de ser un niño, se le ve más maduro y mas sabio. Exupéry cierra el ciclo de una forma magistral, con mucho simbolismo, dejándonos libres de interpretar el destino del principito. 

Ricardo Carrión
Administrador del blog

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